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Gemma - La iluminación-

Actualizado: 18 ago 2020

Habían transcurrido ya unos meses desde que realizamos la extracción con mi hermana.

Si recuerdas el capítulo de Gemma, en el libro Mensajes del alma – Relatos chamánicos, te explicaba que Gemma tenía un dolor físico en la zona de los oídos y la garganta. A raíz de realizar una extracción en esa zona, encontré un fuerte bloqueo en su cuarto chakra, y de ahí surgió un gran sentimiento de tristeza reprimido.

Pues bien, meses después, mi hermana venía con tristeza acumulada todavía, en parte por la pérdida de Marta, pero estaba afectada por muchas otras cosas.

Gemma se plantaba con casi 31 años y se encontraba con una vida que no era la soñada.

Mi hermana se imaginaba ya, a esta edad, por lo menos con una par de hijos. Tenía toda una cronología de expectativas montada en su cabeza y parecía que su felicidad dependía de eso. Sin embargo, a su edad, se encontraba en una situación bien diferente, y parece ser que por el momento, muy lejos de la vida soñada.

Además, se le añadía que gente de su entorno estaba viviendo la vida que ella deseaba, al menos aparentemente, y eso le generaba todavía más frustración; frustración que ella traducía como rabia, pero que en el fondo tapaba una profunda tristeza.

Mi hermana venía a terapia, esta vez, para experimentar con la técnica de la iluminación. Desde que aprendí a realizarla, siempre se ha sentido curiosa y atraída pero por alguna razón nunca se ha atrevido a probarla.

Ese día me contó su miedo hacia la terapia.

En el primer libro te explico detalladamente en qué consiste la técnica de la iluminación. Si recuerdas, hay un momento en el que te invito a visualizar un gran felino, hatun otorongo, que viene a devorar tu cuerpo físico. Es una ayuda, no duele, es más, lo que hace el puma es ayudarte a eliminar las toxinas, los restos de sentimientos tóxicos de tu cuerpo físico para terminar con la limpieza energética antes de la iluminación en sí.

Mi hermana tenía miedo del puma, cosa que me dio mucha risa, pues es completamente inofensivo ya que es parte de una sanación energética. ¡No es que tenga un puma escondido en la sala de terapias!


Estuvimos compartiendo impresiones, sensaciones, emociones y entramos en terapia.

En la visualización previa que acostumbro a realizar cuando tengo terapias programadas, vi a Marta, la amiga de mi hermana que murió hace ya un año. Marta iba en silla de ruedas, tenía una enfermedad degenerativa que la impedía, sin embargo en mi visión la vi de pie, sana, con un corte de pelo muy moderno, se la veía feliz. En la visión, Marta me daba un colgante para Gemma. La forma del colgante era la unión de las claves musicales, la clave de sol y la clave de fa. Si pones una de las claves del revés y la unes con la otra dibujan un corazón.

Eso tenía mucho sentido, pues mi hermana es profesora de música y cuando le conté la visión, me confesó que durante mucho tiempo había querido tatuarse precisamente ese símbolo y que a raíz de eso, Marta le regaló un tatuaje por su cumpleaños en una ocasión. Así que fue un mensaje muy significativo para Gemma.

Marta me dijo que le dijera a mi hermana que estaba bien, que estaba en paz y que vivía en un arcoíris.

Gemma se emocionó muchísimo al escuchar eso, dijo: - Eso es muy Marta.

Entonces se sintió cómoda para entrar en terapia. Se tumbó y empezamos con la iluminación. Se entregó mucho en el proceso. Recuerdo que no le costó nada conectar con la tristeza. Tuvo que romper a llorar varias veces, pero puso mucha intención en soltar ese sentimiento.

Durante la iluminación hice algunas extracciones, sobretodo en la garganta y en los oídos. Seguía teniendo taponada esa zona, y aunque trabajaba con Miko recuerdo que mientras realizaba esa extracción me hizo silbar una melodía, como si fuera un pájaro cantando.

Lo curioso en este caso fue que mi hermana contestaba a mi canto tarareando algo que parecía la continuación de aquello que Miko estaba silbando. Nunca antes me había sucedido algo así en terapia pero fue armónico y bonito.

Luego soplé en mi khuya de los ancestros el don de la clariaudiencia y se lo insuflé en el quinto chakra. Por lo que entendí que, posiblemente, mi hermana tenía un don bloqueado por su propio miedo. Un don que tenía que ver con la clariaudiencia, la capacidad de escuchar mensajes de otros planos. Tal vez lo desbloqueamos en ese momento.

Al finalizar la sesión, Marta me dio el colgante y se lo coloqué alrededor del cuello. Luego mi hermana me dijo:

- ¿Me has puesto el collar? He sentido como si Marta me hubiera abrazado. No he podido verla ni hablar con ella, pero he sentido que me abrazaba.

Al visualizar su cuadro se me presentó un paisaje parecido al de Pochaontas, yo visualicé a mi hermana junto al lago, a lo lejos una tribu con tambores, y de repente apreció un halcón con una rama de romero en el pico que me hizo soplárselo en el cuarto chakra.

También visualicé al castor, el animal de poder de mi hermana, que esculpía algo parecido a una estaca con una rama gruesa, y me la daba como un regalo. Me entró la risa, bueno, una risa tierna. Imagínate por un momento la imagen: Un castor regalándole a mi hermana un palo…pues me dio la risa solo de imaginar su reacción cuando se lo contara.

Sin embargo era simbólico. El palo representaba la sencillez, y el hecho de que él lo hubiera tallado simbolizaba la intención. Regalos sencillos, desde el corazón. Para que mi hermana pudiera apreciar los pequeños detalles, cosa que ya es algo innata en ella.

Al finalizar la sesión, Gemma estaba radiante. No sentía tristeza, sin embargo seguía llorando, esta vez de emoción, de satisfacción, de felicidad.

Había sido un cúmulo de sensaciones intensas pero agradables. Estaba sorprendida también con sus propias visiones.

Pasamos a comentar la sesión. Fue entonces cuando mi hermana me dijo que se había sentido como Pocahontas, que había visualizado una tribu y un lago. Exactamente lo mismo que vi yo. Me contó también que había estado viendo todo el rato una especie de águila que le cantaba, por eso había tenido la necesidad de responder a su canto durante la sesión. Me dijo que se había sentido como Blancanieves cantando a los animalillos.

Semanas después de la iluminación mi hermana sigue feliz, muy contenta con la terapia, no sólo por haberse librado de la tristeza y tener la certeza de que Marta está feliz viviendo en un arcoíris, sino que de repente, algo en ella se ha activado, una sensibilidad mayor hacia lo oculto, el mundo de los espíritus, pues, por primera vez en su vida, ha sido capaz de visualizar a su castor, ha podido viajar al mundo de los animales y recibir mensajes simbólicos importantes.

Mundo, os presento una futura chamana en potencia.




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